Mi papuski. Mi papi. Mi patdre.
Como tu ya sabes, he estado repasando las fotos y vídeos de cuando yo era tu minipipi. No paraba de dormir. Pero seguramente dormía pensando en lo mucho que os quería… y también soñando en comida, y en chocolate, y… ya sabes. El caso es, que aunque no puedo expresar lo mucho que te quiera en esta carta, lo voy a intentar. También voy a intentar no cometer ninguna falta (como dijo Nacho Adrada), que a ver si te voy a hacer llorar de la forma incorrecta.
Mi brownie. Mi Darth Vader. Mi boom.
Un padre siempre ha sido una figura paterna para una hija, pero yo quiero añadir algo más. Mi padre (osea tu), además de una figura paterna, es mi mejor amigo. Mi padre es el amigo más leal, sincero, cariñoso, gracioso y valiente al que nunca perderé. Y también el más delgado. BOOM.
Mi superman. Mi after eight lover. Mi uuu wow wow, yeaaaa.
Volviendo a mis tiempos mozos. Después de dos meses ya veo que voy sonriendo. Poco a poco me voy dando cuenta de la suerte que tengo con mis dos padres, o como yo prefiero, con mis dos primeros y mejores amigos. Era todo lo que quería y necesitaba. Solos los tres. Luego… apareció Javi. Es broma. Siendo los tres o siendo los cuatro, siempre he sido feliz. Feliz a tu lado, papá.
Pasan dos o tres meses más y ya se me nota llena de inquietudes. Pero también llena de sonrisas, carcajadas y… algún que otro vómito. Por suerte, tengo a mis dos mega amigos, y aunque llore, vomite y no pare de sacar la lengua, os tengo a vosotros.
Luego está la forma en que me querías, jugabas conmigo y a veces me mordías el pie en forma cariñosa. Yo me reía, no paraba de reír. Sobre todo cuando tu te reías.
Mi criticón de pelis. Mi arión (la estrella). Mi corrector personal de mis redacciones.
Ahora voy a hablar de la actualidad. Me acuerdo que hace unos 2 años me decías “Ay pitufi. Prométeme que nunca me dejarás de hablar aunque cumplas 13, 14 o 18 años”. Yo te sonreía y te lo prometía. Por ahora creo que voy cumpliendo la promesa. Ya que cuando llego del cole, tú me das besos y yo te doy tu paga diaria de un beso. Luego te pregunto “¿qué tal el día?”. A veces te ríes porque te parece curioso que tu pitufota te siga preguntando eso, pero aún así me respondes. Pero sin que falte que yo me ponga detrás de tu silla a peinarte el pelo. Otras veces solo me acerco a ti cuando me aburro (pero mami, no te preocupes, me aburro porque no tengo deberes, pero si que tengo que estudiar, porque TODOS LOS DÍAS HAY QUE ESTUDIAR) y te pregunto “¿Has terminado tu libro?” o “¿De qué estás escribiendo en Incognitosis?”, ya tu sabe.
Mi vueltitas. Mi 👍 con mini-pulgar. Mi lobezno.
Ay Jay, lo único que me queda es enseñarte mi corazón:
Te explico papi. Lo rojo sois tú y mamá. Lo sé, deberíais ocuparlo todo pero es que lo azul es chocolate, y bueno, necesito tener un corazón dulce. Gordito pero dulce, ya tu sabe. Ahora lo verde es novato en mi corazón. Lo verde es mi amor por Percy Jackson, la mitología griega y Walker Scobell. Se podría decir que también está empezando a entrar en la parte azul, porque él… tiene tableta 😏😏. Y lo amarillo…se podría decir que es lo demás. Y ahí viene incluido Javi. Es broma cangrejito. Tú puedes estar en el rojo.
Mi Ay, Jay. Mi Oooh my Goood. Mi lector lover favorito.
Bueno esto ya va a llegar a su final, pero eso no significa que no podamos seguir pasando buenos momentos. Seguramente no te haya hecho llorar, ya que tienes que cumplir con tu oficio de macho alfa, pero aun así ha sido un buen intento, ¿a que si? El año que viene haré otro más largo. Puede que de 18 páginas por las dos caras, como Rachel le escribió a Ross 😉 El caso es que todo lo que haces por mí, todo lo que me has hecho ser, todo lo que me quieres, me cuidas, me proteges, todo. Todas las risas, sonrisas, llantos, pequeñas discusiones (igual de pequeñas que Yaiza más o menos). Todo lo tengo en los recuerdos, y en mi corazón. Eso es lo que lo cubre. Ese mega manto rojo está lleno de recuerdos. Porque mi cerebro no puede contener tanto amor, pero el corazón sí. Tanto amor. Eso es lo que tenemos mejor amigo. Amor. No sabría definirlo. La familia es amor, amor eterno. No cabrían todas las formas de decirte lo mucho que te quiero y te adoro. Papá, se que a ti no te hice redacción, pero es porque mamá se pondría celosa, ya tu sabe. Además, ¿qué es una redacción? Es mejor decirte lo mucho que te quiero cada día.
Te quiero papi.
Tu pitufota.